Con este artículo continuamos con la publicación de una serie de entregas, elaboradas con la finalidad principal de sensibilizar a personas y empresas, acerca de la importancia de la información, pública o privada, de personas y por extensión de personas jurídicas. Obligaciones en la recogida, en la gestión o en el almacenaje de los datos, la cesión -cuando corresponda- la integridad, la conservación y la eliminación cuando se cumpla el extremo para la que había sido recogida.
España cuenta con una plaza financiera de primera línea a nivel mundial. De eso no cabe duda. Sin embargo los “ciudadanos de a pie”, los que estamos obligados a acercarnos a una ventanilla a cobrar un cheque, en una entidad que no es la nuestra, nos encontramos con un panorama que nos asombra, en materia de protección de datos. Nos atiende generalmente un Sr., serio, con gesto de estar ocupado en muchas cosas a la vez… Le entregamos el cheque a cobrar, mira al cheque, nos mira a nosotros, luego nos pide el DNI, aparentemente comprueba si la firma del cheque coincide con el registro de la firma del emisor, luego vuelve a mirarnos… se levanta con nuestro DNI en la mano, camina lentamente hacia una copiadora y en ella realiza una copia de nuestro carné. Vuelve sobre sus pasos…ah, me olvidaba; antes nos pide que firmemos el cheque por la parte de atrás, luego toma asiento, con una ceremonia casi de acoplamiento de un módulo espacial -en este caso simplemente culo-sillón-, majestuosamente gira la cabeza hacia una antigua y ruidosa impresora (que no se porque las siguen usando todavía), imprime un comprobante, me lo acerca para que lo firme, cuenta el importe y procede a pagarme. Antes de finalizar por sobre mi cabeza le hace una seña al próximo de la fila, aún no he comprobado la cantidad y me tengo que hacer a un lado para que el otro no me atropelle. Pienso para mis adentros; ¡que maleducado!, pero inmediatamente rectifico el pensamiento; es que el pobre ya está quemado de tanto esperar… ¡Que martirio!
Termino de contar los euros, que no son muchos por cierto, miro al cajero, ya de lado, y le pregunto: ¿la copia de mi DNI te la quedarás? …El buen hombre con suficiencia infinita me responde: “Si no me la quedo no te puedo pagar el cheque…son las directivas, y son muy claras”Le pregunto; y de que directiva se trata?, me responde: DIRECTIVAS DE LA CENTRAL. Entonces entre cansado, disgustado y ya un poco chulo le pregunto: ¿y la PROTECCIÓN DE DATOS… por donde se la están pasando?. El funcionario, que a esta altura ya era funcionario en toda regla, me responde; “de eso nada, que si no hay copia entonces le retiro el pago”, a lo que le digo, -en tono sarcástico- ¡menos mal, por un momento pensé que me retirarías el saludo!, y le explico: conforme lo que establece la Ley Orgánica de Protección de Datos 15/1999 de 13 de diciembre, para recoger mis datos, debes hacerlo de forma consentida, informada y expresa, en resumen, si quieres quedarte con mis datos por razones administrativas o funcionales, primero me tienes que solicitar la autorización, describir la necesidad y el tiempo que los tendrás en tu poder e informarme acerca de mis derechos ARCO.
Para resumir un poco la historia terminé hablando con un director responsable de seguridad de este precioso banco, en Madrid, el que terminó informándole al director de esta sucursal que existía un formulario específico en una carpeta de su bendito programa y que debía recoger con él mi autorización…
Cuando me iba de camino a mi pequeño negocio no dejaba de pensar que en la mañana había escuchado a un experto en economía, de un destacado periódico, informar que este banco había presentado un beneficio de más de 6.000 millones de euros en 2016… y se me vino a la cabeza lo que me decía siempre un amigo, un gran profesional de la educación; “opté por el oficio equivocado…debería ser un fontanero de guardia o un cerrajero de turno, son los únicos capaces de cobrarte 200 euros la media hora y no perder la sonrisa de los labios” me queda el consuelo que éstos, algunos por lo menos, cumplen con la LOPD…
Julio